martes, julio 08, 2008

Muchas Gracias por los Comentarios!!!

Muchas gracias por sus saludos, palabras y comentarios. Comentenle a sus amigos para que sigamos compartiendo esta idea. Gracias!!!

Buscamos Identidad dijo...
Saludos Sergio! Bello documental!Bueno hablamos una vez por teléfono y no supe más de ti... te dejo un abrazo y espero me sirvas de guía con lo que Catamarca aún me niega...Fernando

Ramiro Argañaraz dijo...
Hola Sergio, te felicito por TODO. Muy buena tu participación y nuestra representación en el programa de canal 7. Gracias.Un abrazo

Axel y Roslie dijo...
Hola nosotros estuvimos en Catamarca y nos encantó....amamos la Puna Catamarqueña en especial Antofagasta de la Sierra.

Axel y Roslie dijo...
Muy linda historia, realmente estas son las historias pequeñas que conforman la Argentina secreta y que uno en el medio de tanto asfalto desconoce. Gracias por difundirla. Saludos. Axel.

lunes, julio 07, 2008

Doña Dorotea Caro

Ella vive en Chuquisaca, Tinogasta. Los vecinos que están en las primeras casas de su pueblo, cuando se llegá desde Fiambalá, saben que en su casa amanece una hora más tarde y anochece una hora más temprano. Le dicen que siga el río hasta que no pueda más. Que cuando ser tope con que el río esta cercado por un cerro alto, mire a la izquierda y verá una casa de piedra, anda corriendo una niá de no más de cinco años y seguramente otra niña muy bonita tratará de que no se golpee. Son Ingrid y su madre, de no más de 20 años. Que les pregunte a ellas, que seguro dirán que allí esta la bisbuela y abuela de ambas, Doña Dorotea, tomando mate y mirando al cerro, tratando de ver a los lejos si los hombres han hecho bien el trabajo encargado por ella, de pastorear sus cabras. Seguró no tendrá mucho tiempo de sentarse entre controlar los cabritos, hilar y ver como va la huerta.
Ella esta ahí para contarnos su historia de mujer en los cerros.
En su casa llena de finos cueros de cabra, pullos (colchas) de llama tejidos por ella misma, objetos propios del lugar y una habitación de piedra donde cuelgan innumerables bolsas llenas de yuyos medicinales, se respira el aire de montaña, sabio y saludable. En un momento se llega a pensar que no tiene las comodidades de la ciudad, que un habitante típico de ella, allí no podría vivir.
Pero tiene su comodidad y lujo de cosas que el más apasionado de los coleccionistas de artesanías buscaría insaciable.
Doña Dorotea era un niña, como Ingrid,que vivía con su madre y bisabuela, que a los 10 años ya tenía mas de mil cabras, arrendaba a los hombres grandes de la zona campos para su pastoreo. les decía que alla andando en los cerros altos de la precordillera y cordillera catamarqueña, por un lugar para pastorear sus cabras, cuidaría a esos hombres tierras alejadas con su sola presencia.
Y respeto le tenían, porque para la época y la zona, que un hombre acceda a negociar con una niña era un elogio a su coraje y capacidad.
Cuando ýa niña aún, su madre decidió que era hora de casarse, ella accedió con reparos, porque así se lo mandaban. Su madre le decía que es por su bien, que solo con un hombre se puede ser respetada y protegida en esos lugares.
Pero le hizo más daño que el "daño" (el puma). Vendía como quería, regalaba cabritos solo por el vino y hacerse invitar a la fiesta, encima era malo con ella misma. "menos mal que era muy lobo" me dijo, porque al final se fué. Dejándole la hacienda muy mermada. una nueva vida le costó recuperarse, solo para seguir criando a sus hijos, a su hija, la abuela de Ingrid, que como su misma madre, allí no vivía.
Dorotea me decía que antes las mujeres eran más sumisas "ahora retiran el cogote" (no aceptan ser golpeadas) me dice.
Cuando terminaba el mate, yo veía como su nieta ya preparaba el lugar donde haría su huerta agroecológica, para tener verduras en invierno sin que se hielen.
Dorotea, mujer del cerro, pastora y tejedora, sola se hizo, se crió y crió y es una más de las Mujeres Orgullo de Catamarca.